La obra de José Arjonilla. Todo un artista en la frontera de lo figurativo y lo abstracto. Un mundo aparte que lo atrapa y ofrece. Técnica contenido y mensaje. Círculos nuevos; todo muy trabajado con hallazgos de cromatismo sugerentes o, en otros lienzos, aplica mucha materia para lograr, tal vez, efectos cósmicos o siderales. Redes mallas tras las cuales nos muestra una nueva luz.
Arjonilla logra el mayor acierto de su exposición con la obra “Agonía
del árbol”, con todo el patetismo de una humana mirada. Canto ecológico.
Gonzalo Fausto.
EL
SOL, Málaga 7 Diciembre 1989
… Abstracto es el resultado, pero cabe matizar su desarrollo, en el que se adivinan multitud de conceptos que pugnan por salir al exterior y plasmarse en un lienzo, hacerse - la idea - Pintura; algo que es en realidad la singular virtualidad del artista creativo que deslinda su actividad hacia las formulaciones no evidentemente realistas a las que carga de contenido intelectual.
Este es el caso de José Arjonilla que sabe enmascarar en esas abstracciones vivos brotes de figuras reales, pero que deben aparecer en esa comedida simulación que permite que el artista actúe con mayor singularidad y con absoluta libertad. Hay figuras y hay simbolismo en estas figuras porque parece que los fantasmas, la ensoñación y el contenido alegórico de la muestra requiere unas vestiduras distanciadoras para que la actuación del receptor se centre en la formulación final y sean entonces los tonos, las formas, la mancha y sus derivaciones de color, las mezclas cromáticas, las que atrapen su ánimo.
Las ideas son las que expresan el contenido efervescente y la naturalidad
de la obra creada con tanta personalidad y con la mayor atención al
significado. Lo que ocurre es que el artista ha sabido unificar contenido y
continente en una demostración de que sabe atemperar con mesura su obra para
que conecten forma y fondo.
José
Mayorga.
SUR, Málaga
8 Diciembre 1989
… En el conjunto de su obra se puede apreciar, por un lado, unas composiciones bien concebidas, aunque necesitan excesivo espacio para su contemplación, por otro, unas figuras muy bien acabadas donde su preocupación reside ahora en las personas y sus relaciones con una profusión de los colores calientes que soterran a los fríos a un segundo plano.
El tiempo ha dulcificado su agresividad que ahora se trasluce soterrada detrás de la constante superposición de las figuras con una técnica de transparencias aceptable.
El mundo mágico en el que se halla inmerso deja entrever una carga
emotiva de sentimientos que trata de darle forma y color: amores desesperados de
filmes de cine negro de madrugada, ilusiones que se han dejado en el camino con
personajes fantásticos y de ciencia ficción, la injusticia expresada con la
fiesta nacional…, en fin, todos personajes de intrahistoria que no ocuparán
nunca un lugar eminente en el futuro de la tierra, que no haya sido su paso…
Antonio
J. Navajas.
EL SOL
DEL MEDITERRANEO, Málaga 28 Abril 1991
Procedente de su intimidad compartida, José Arjonilla llega a Málaga, donde presenta sus últimas creaciones. Quedan los años tensos de búsquedas de su propio hacer, de su propia expresión: la frontera entre lo pasado y el más allá.
Sus imágenes son ilusiones de la realidad, una realidad llena de
significado que sobrepasa la línea de la figuración.
Sus figuras desprovistas de movilidad, se muestran distantes: han
superado su tiempo y analizan su propia intimidad.
El color supera la frontera que enmarca la realidad, una realidad
imaginada, soñada, muy distinta de la cotidianidad, fundiéndose con la propia
estructura donde se sustenta.
Arjonilla con su potente originalidad lo extrae todo de su interior,
creando con colores y formas un aspecto exterior que es el contenido medular de
sus composiciones.
Ahora renovado y modificado: presente, futuro y pasado; conociendo donde
empieza y acaba todo pero mostrándose, al mismo tiempo, imprevisible. Todo
fluye al igual que los surcos de sus lienzos, metamorfoseando las imágenes pero
sin afectar a su unidad fundamental profunda que las identifica. Existe siempre
el camino continuado que lleva hasta el proceso final.
Arjonilla ha encontrado su propio lenguaje de expresión plástica.
Manuel
Vargas Montiel.
Licenciado
en Bellas Artes, Junio 1991
El lote que se visiona en la muestra integra producciones de los últimos tres años y en él se hacen visibles los cambios que no solo afectan al modelo estético, sino a las propias texturas logradas mediante técnicas de disolución, óleos de base tratada o acrílicos puros. Por lo dicho, representa esta obra una prueba de eficaz lección de trabajo y constancia, de dura entrega.
No sabría decir si lo figurativo aparece como cansancio de la fórmula
abstracta total de la que el pintor viene o si, por el contrario, es la
consecuencia lógica del camino recorrido. De todas formas - Arjonilla ha
experimentado con nuevas materias, ha profundizado en las posibilidades de sus
recursos y ha sabido extraer la suficiente experiencia plástica. Ello es
bastante para el futuro…
Julián Sesmero
José Arjonilla libera su fuerza creadora investigando con la forma, el
color y los materiales. Su espíritu plástico es abstracto, pero no quiere
renunciar a introducir en sus cuadros claves de una figuración en la que la
presencia de la figura humana es dominante, y que nos revela sus indudables
cualidades de dibujante.
En obras como “La derrota”, “La intriga” o “La espera” logra
comunicar estos sentimientos a través de gestos y enigmáticas siluetas. Las
trabajadas superficies de los lienzos - como surcos que surgen de la arena o del
polvo de mármol sobre el que asienta el óleo - contribuyen a crear ese
determinante ambiente que el artista desea transmitir, además de identificar su
obra.
Arjonilla, a su larga formación como dibujante, ha logrado unir su pasión
por descubrir nuevas formas de expresión con materias ajenas a la pintura. La
muestra que ahora presenta al público es el resultado de años de búsqueda de
un estilo propio, y parece que lo ha conseguido.
María José Carmona.
Licenciada
y Crítica de Arte, Enero 1993
La Búsqueda autodidacta de su camino artístico la inicia José
Arjonilla en un expresionismo abstracto luminoso y pasional; ahora encuentra su
madurez pictórica en una serie donde une, con orden y armonía, abstracción y
figuración mediante una técnica mixta.
Obras como “Desde el Jardín de Alá” hacen realidad sus más intuitivas sensaciones estéticas: rojos y tierras se armonizan en extensas ondas de textura consistente, generando figuras cuasi-orgánicas en actitud viva, que luchan por negar la tersura del lienzo.
Al mismo tiempo, estos mares
de olas nos introducen, jugando con la siempre emotiva figura humana, en el
mundo caprichoso e irreal de un sueño, en obras como “Cautividad”. En
definitiva, este ensayar continuo de posibilidades formales parece haberle
abierto una vía de investigación de libertad creativa.
María Elena Algaba Hidalgo.
Licenciada en Bellas Artes, Marzo 1993
Encendemos la luz para no ver lo que nos acecha en la oscuridad y, en
efecto, dejamos de verlo, pero lo que nos acecha sigue ahí, y eso,
precisamente, parece constituir el interés del pintor José Arjonilla en los
cuadros que forman parte de la primera exposición individual que presenta el
artista en Madrid.
Arjonilla utiliza unos procedimientos técnicos que se ajustan tan bien a
los desesperantes “temas” de sus cuadros que resulta fácil crear en el
contemplador esa, a la vez aguda y difusa, sensación de ahogo en la que nos
sumergen algunas pesadillas. Una especie de inacabable laberinto orgánico, en
el que cada forma es subsidiaria de todas y cada una de las demás, hace que la
mirada “viaje” con auténtico desasosiego de un lado a otro de las
diferentes composiciones, deteniéndose al fin en la evocación personal y
particular de una experiencia que todos compartimos.
Y cuando la mirada logra detenerse, encontramos obras construidas con
inteligencia, como “Desenlace III”, en mi opinión una de las mejores, con
una ambientación tonal impecable y una composición en su punto.
Carmen Pallarés.
ABC de
las Artes, Madrid 18 Junio 1993
Cuando de entre las sombras del sueño surgen enigmáticos pasadizos, que
nos conducen al paisaje tubular de nuestras circunvalaciones y allí, entre
aparentes imágenes irreales, comprobamos que hemos llegado al centro de nuestra
adormilada conciencia, entonces sucede que o despertamos aterrados, reclamando
la insoportable tangibilidad de una realidad que nos pesa, o, por el contrario,
nos adentramos en el laberinto de nuestro inconformismo y descubrimos que todo
lo que nos ha sido dado ni es cierto ni mejor, ni más transitable que la
solidez de la oscuridad en que nos hemos metido.
Arjonilla tiene el valor de no huir ante lo cierto, lo desoladoramente
cierto de saberse entre las transparentes rejas de un ser que, si se nombra a sí
mismo y nombra el mundo, comprueba que aquí sólo nos queda la lucha, aunque la
derrota sea su final más cierto, o la recreación del individuo, aunque éste
se asfixie en la controversia de sus propias o alienadas obsesiones.
Y es que Arjonilla - manos grandes de pintor que esculpe (o abofetea),
mirada profunda de soñador que alumbra sus misterios, palabra muda de quien
grita en el silencio de su rebeldía - sabe que no hay otro camino que el de soñar
despierto y nombrar, nombrar sin miedo lo inefable y dejarnos desnudos ante
nuestros espejos, para hacernos ver que únicamente en nosotros mismos yace la
verdad de nuestros más íntimos anhelos.
Ignacio
Caparrós.
Escritor,
Mayo 1993
… Este completísimo conjunto reafirma lo que en la ocasión precedente comprobamos que el color importa mucho al autor de las obras y que la pasta, muy abundante y bien dispuesta, es capaz por sí misma de completar las sugerencias del laborioso artista.
En esas dos dimensiones, color y materia, surge una
propuesta que en ocasiones revela al grafista nato que hay en el pintor y en
otras, su capacidad para diseñar estructuras cambiantes y yuxtapuestas bajo las
cuales se solapa lejana iconografía figurativa.
Julián
Sesmero.
DIARIO
SUR, Málaga 7 Junio 1994
…
Su obra de tendencia abstracta, con alusiones levísimas a la figuración que
queda sugerida entre sus formas sinuosas, procede de argumentaciones interiores.
Sus composiciones ordenadas por criterios que nosotros desconocemos, se
convierten en laberintos de infinitas curvas tratadas con grafismos variados.
Arjonilla conoce el recurso de grafismo con el que enriquece sus superficies
imprimiendo un carácter determinado a cada creación. El color dentro de las
gamas armónicas y la pasta característica de sus creaciones matéricas, son
los dos elementos en los que se apoya el artista para argumentar una historia.
A.B. Montesinos.
LEVANTE,
Valencia 13 Junio 1996
…
La contemplación de la obra de este artista jienense sugiere múltiples
lecturas dado su carácter fronterizo entre lo abstracto y lo figurativo. Desde
el punto de vista matemático, más específicamente “tropológico” nos
encontramos ante un desarrollo de superficies cuyo proceso involutivo tiende a
ocupar el espacio tridimensionalmente pero sin llegar a hacerlo nunca
totalmente. Esta búsqueda inalcanzable del volumen es el que da a la obra de
Arjonilla esa sensación de desasosiego expectante.
Galiana.
DIARIO
16, Valencia 19 Junio 1996
…
Si el cubismo hubiese sido curvo y sinuoso y se hubiera ajustado más al
desarrollo continuo que a la descomposición estricta hubieses tenido quizás
esta formulación, que en sí misma se aleja bastante de cánones conocidos,
para establecer toda una serie de manifiestos propios.
Nos encontramos ante un espacio analizado pero totalmente integrado y
cohesionado, en el que los límites del fondo no se establecen como soporte de
la ordenación compositiva, sino como elemento activo de contraste que se opone
continuamente a la figura, contando con caracteres dinámicos propios que se
entremezclan con el motivo, creando una ambigüedad inquietante, que otra vez
apela a esa materialidad física, no siempre apreciable visualmente y que se
encuentra incluso en el aire que nos envuelve, relieve óptico bien definido…
Amparo
Molina González.
DIARIO
DE CÓRDOBA, Córdoba 21 Noviembre 1997
…
La obra de una labor encomiable; es posible que, como dicen algunos críticos,
se mueva dentro de una línea de abstracción o tal vez sea del expresionismo,
cubismo-tubismo o surrealismo - Se vislumbran antecedentes de algunas obras de
Fernand Leger y Max Ernst - pero ni la una ni la otra es accidental; José
elabora cada una de sus obras con un criterio profundo calculado, buscando en
cada realización de sus grafismos una armonía ondulante que sugiere formas,
define otras, enlaza y alterna ritmos en los cuales deja una puerta abierta a la
creatividad visual del observador, texturando la superficie con una concreción
matérica…
…
Adentrarse en el mundo artístico de José Arjonilla es buscar una indefinición,
no se puede encasillar dentro de los ismos conocidos, ni en los movimientos de
vanguardia y trasvanguardia: Arjonilla es un artista profundo que muestra sus
sentimientos de una forma original estructurada en su grafismatérico y cromático
con grandes dosis de creatividad.
Andrés Quesada Clavijo.
Licenciado en Bellas Artes. Catedrático.
Director Sala de Arte Góngora.. Diciembre, 1997
…La
obra pictórica de José Arjonilla Migal ha sido definida por muchos críticos
de arte con apelativos muy diversos que le otorgan gran prestigio. Calificada de
obra repleta de técnica, contenido y mensaje, la sitúan en la frontera de lo
figurativo y lo abstracto.
Las formas sinuosas, los cromatismos sugerentes de sus obras proceden de
una argumentación interior, muy relacionada con la musicalidad. Muestra de ello
son, por ejemplo, algunas de las obras que, presentadas bajo los sugerentes títulos
“Del Flamenco y Otros Cantes”, “Melodía en Sol”, “Melodía en Mí”
o “Sevillanas”, entre otras, sugieren una mágica y honorífica armonía
cargada de gran emotividad y enriquecida con buena dosis de creatividad.
Matilde
Gómez.
IDEAL
DE JAEN, Jaén 5 Febrero 1998
…
Algunas críticas han hablado de una “plasticidad de lo físico” de
“abstracción laberíntica”, de “entre lo figurativo y abstracto” viendo
nosotros una “figuración surrealista” que en algunos temas se patentiza más
y en otros se diluye en lo irreal.
La presente muestra tiene una gran unidad, unidad temática y unidad cromática
en donde la luz y el color dan una visión muy personal de la obra, en algunas
con marcado carácter tenebrista como principio universal de la pintura.
Unas formas curvas, barrocas que protagonizan un espacio con fondo en donde a veces aparece un soporte arquitectónico, un
ajedrezado de azulejos o
simplemente un fondo oculto por el abigarramiento de las formas. La textura matérica
patente en las tablas intervienen favoreciendo a la obra y acercándolas al
espectador…
Juan Vicente Córcoles.
DIARIO
JAEN. Jaén 5 Febrero 1998
En un marco en el que se fusiona de manera paradigmática lo impersonal,
desconocido, libre, abierto a todo el mundo como es Internet, José Arjonilla
Migal, enseña su obra siguiendo un camino propio hacia la misteriosa
profundidad del arte.
El artista aparece en este último año con algo tan especial como son
los iconos que se suman a su hacer sin salirse del camino personal. Esta vez
logra un salto substancial transformando la esencialidad mágica-religiosa en
rotundas y físicas acciones-manifestaciones.
Arjonilla transfigura y lleva el peculiar arte del icono a una expresión
espiritual en donde emergen las figuraciones líricas muy sensibles y fácilmente
perceptibles.
Los iconos de José Arjonilla son de naturaleza ideal en la medida en que
lo pintado participa de la realidad divina, representando la corporeidad
trascendente y sustento de meditación, tendiendo a fijar el espíritu sobre la
imagen, la cual lo transporta y concentra sobre la presencia que simboliza.
Estos iconos, como todos ellos, son una ventana abierta entre la tierra y el
cielo, pero abriéndose en los dos sentidos.
La obra del creador que ahora nos atañe, posibilita que un idioma casi
religioso como es el de los iconos por definición, sea reducido a un soporte o
materia palpable. Esto produce un lenguaje rotundo, relacionado con la
espacialidad más que con cualquier otra posibilidad de mensaje. Sus iconos
emocionan a cualquier mirada culta.
Eduardo
Arboleda Ballén.
Escritor
y Crítico de Arte, INTERNET Agosto de 2000
Las pinturas de Arjonilla proponen un enfático encuentro con el
dinamismo exacerbado. Poseedor de una técnica depurada, la aplica a sabiendas
en un quehacer curvilíneo y entroncado en volúmenes tubulares que se cortan
ensamblan, superponen y yuxtaponen en un casi matemático ejercicio de ritmo
continuo. La estructura formal guarda un ordenamiento que a veces interrumpe las
curvas y se adentra en ellas, globalizando conjuntos equilibrados y sugerentes.
Obra altamente enigmática en la que se respira una sensualidad voluptuosa y
barroca, entroncando el surrealismo y la abstracción en un espectáculo volumétrico
sobre el soporte plano de la obra, logrando que ésta se desprenda del mismo y
deambule a sus anchas en el laberinto interminable de las materializaciones plásticas.
Ángel
Masón.
Prólogo
Catálogo Exposición. Madrid,
Noviembre 2000
El hombre posee un gusto innato por la búsqueda de referentes
familiares, reconocibles, por aquello que le hace sentirse cómodo al asumirlo
como conocido. De esta forma, se acerca a la figuración, en tanto que referente
directo de su conocimiento cotidiano, y de esta forma también bucea en la
literariedad de la narración pictórica . Sin embargo, esta búsqueda de
referentes cercanos no se limita al mundo de la representación figurativa, sino
que va más allá, internándose en el propio lenguaje de lo abstracto. Pues así
se puede entender cierta abstracción que escapa de la ortogonalidad ficticia,
inexistente en la realidad sensible y sólo presente en la mente puramente
racional del artista, y que se recrea en la curva orgánica para desarrollarse
en todo su esplendor, un tipo de abstracción que artistas como José Arjonilla
cultivan con total dedicación.
Pues este artista andaluz despliega en sus obras un elaborado sistema de
formas geométricas, curvas, ondulantes, de reminiscencias casi orgánicas,
estructuradas a base de haces de líneas paralelas, flameantes y sinuosas. Y así
consigue una serie de composiciones movidas, de volúmenes en desplazamiento, de
masas intercomunicadas entre sí, de formas imposibles, que recuerdan ciertos
antecedentes surreales por su lejana organicidad. Y así consigue también una
serie de proyecciones tubulares continuadas en el espacio, en lo que no es sino
una auténtica analítica de la forma curva, un estudio pormenorizado del ritmo
y del dinamismo compositivo. Dos fuentes referenciales
muy cercanas de las que poder beber sin miedo a perder el auténtico
rumbo de su pintura.
Carlota
de Alfonso.
EL
PUNTO DE LAS ARTES.
Madrid
17 de noviembre de 2000
La apuesta lírica de Arjonilla nos transporta al profundo trasfondo de
la morfología de la forma. Son entes gestantes en el plano, pero de un
dinamismo escultórico exacerbado, insolente, ondulante, musical, coherente, armónico,
equilibrado de color, concepto y forma. Arjonilla es un artista serio,
estudioso, perfeccionista, ensimismado en y con su obra en sus múltiples
variaciones y compases. El análisis de la misma nos impregna de largos caminos
que suben y bajan y juegan y se abrazan en modulaciones volumétricas y
tubulares ensambladas en interminables seccionamientos y periplos de texturado y
riquísimo cromatismo.
Obras luminosas con múltiples focos de luz, diversificadas en
metamorfosis constantes y vitales, metabolismos que cobran vida propia en
palpitantes enlaces de continuas secuencias.
Creador peculiar con lenguaje propio, de rápida identificación
estilista aunque base su estructuración formal en algún coletazo de
surrealismo abstracto, a veces compensado con fondos cuadráticos determinantes
de orden, equilibrio y serenidad. Inquietantes y alambicadas formas cual racimos
perennes detenidos sólo en el instante de la mutación justa del milagro plástico.
Artista sensible y metódico, domina la técnica poniéndola a su servicio con virtuosismo extremo y límites inverosímiles, ofreciéndonos con generosidad una obra madura, personal, coherente, rica y exuberante.
Arjonilla atraviesa un extraordinario momento de su amplio espectro
creativo y nos regala su mágica amplitud formal y su innata originalidad.
Angel Masón. REVISTART, Barcelona noviembre 2000
José Arjonilla (Andújar, Jaén, 1954) es un pintor abstracto, con estilo propio, que libera su fuerza creadora investigando la forma y el color. El Museo de La Rioja presenta hasta el 23 de mayo una exposición del artista andaluz, que despliega en sus obras un sistema de formas geométricas, estructuradas a base de haces de líneas paralelas. Arjonilla consigue una serie de proyecciones tubulares, que constituyen un estudio pormenorizado de la forma curva.
Editorial. EL CORREO, Logroño 5 de Mayo de 2002.
Con
satisfacción os presentamos una muestra de la obra de José Arjonilla, pintor
de Andújar (Jaén), un excelente trabajo que se mueve entre lo figurativo y lo
abstracto. Líneas firmes y colores equilibrados destacan en estas pinturas, en
donde multitud de figuras se nos desvelan sugerentes como volutas de humo para
entrelazarse, al tiempo, y configurar un mundo de poderosas alegorías. Cuando
el arte nace de dentro..., rompe las cadenas del alma.
Pedro
Martínez.
ALMIAR,
Revista Virtual, Internet.
15
de Mayo de 2002
Hace unos años José Arjonilla descubrió en la abstracción un inusitado territorio de investigación dentro del cual fueron tomando cuerpo extrañas e intrincadas formas hoy convertidas en lenguaje absolutamente personal. Jugó entonces un papel relevante la materia espesa y cálida, el pigmento hecho textura adquirió su propio ritmo danzante mientras el color afianzaba su presencia en espacios quebrados por el serpenteante fluir luminoso. Se produjo una simbiosis de armonías insospechadas entre los fondos acuosos y las ondas tubulares flotando sobre ellos, naciendo así el universo de estas modulaciones abstractas, cargadas de resonancias organicistas. Las obras actuales de José Arjonilla son una continuación madurada de aquel esquema complejo y al mismo tiempo esencial, enriquecido con nuevas matizaciones matéricas, configurando un sugerente entramado plástico tan dúctil como las mismas criaturas reptantes e invertebradas que a menudo nos evoca. Fascinantes profundidades submarinas habitadas por viscosidades cavernosas, plegadas, retorcidas en una maraña de trazos continuos en cuya confusión no hayamos principio ni final posible, José Arjonilla parece querer recuperar los orígenes de la vida apelando a la enigmática eclosión aún larvada en el interior oscuro de estos nódulos hollados, pertinazmente atrapados en la dinámica peristáltica de su inquietante naturaleza metamorfoseada. El juego táctil de la masa y el vacío, las luces y las sombras, crea volúmenes que avanzan o retroceden en la superficie del soporte, ensayando un sinfín de efectos visuales de enorme fuerza plástica. A través de ese eficaz análisis pictórico, Arjonilla logra adentrarnos con la mirada en un territorio laberíntico transformando ilusoriamente el plano del cuadro en ámbito tridimensional que parece querer engullirnos.
José Arjonilla (Andújar, 1954) es desde siempre un gran amante de la pintura, la poesía y la música. Comenzó a pintar de forma autodidacta cuando niño, mostrando pronto excelentes dotes para el dibujo. Tras cursar estudios de pintura en Barcelona, celebra su primera individual a finales de los ochenta, siendo en la actualidad uno de los artistas importantes del panorama plástico andaluz. Ha celebrado exposiciones por toda España, seleccionado además en varios certámenes de pintura. Su obra está representada en el Museo de Arte Contemporáneo de Toledo, el Museo del Ferrocarril de Madrid, la Fundación Unicaja de Málaga, la Universidad de Granada, la Colección Androx de Vigo.
Amalia García Rubí. EL PUNTO DE LAS ARTES. Madrid, 17 de Mayo de 2002.
He tenido que venir a Londres, volver después de tantos años, para retomar viejas y personales reflexiones sobre la permanente revolución de las artes plásticas: desde el monocromo boceto en una caverna prehistórica (término que sólo indica que entonces no se había inventado la historia) hasta los diecisiete millones de colores del ordenador, parece que hubieran transcurrido tan solo unos instantes desde la perspectiva altanera y autosuficiente de este tercer milenio, pero, sin embargo, siglos de sueños, técnicas y experimentación se condensan en las obras que hay colgadas, ante mí, en las blancas paredes (como si sirvieran de fondo a una gran web de miles de colores) de la "Lewisham ArtHouse", una sala de arte que, por cierto, antiguamente fue una biblioteca.
La disposición de las obras en la exposición desmantela el viejo tópico de pintura versus fotografía (u obra digital) pues las obras se suceden en estudiada disposición, con armonía. Me inclino por comenzar la visita caminando hacia mi izquierda y encuentro los óleos de José Arjonilla, pintor abstracto aunque no sólo de lo abstracto, pues de entre los firmes y elaborados trazos de estas pinturas emergen sugerentes figuras que, como volutas de humo, se entrelazan para configurar un mundo de poderosas alegorías; los colores vivos, rotundos, equilibrados surgen desde fondos especialmente cuidados.
Pedro Martínez. MARGENCERO.COM - Mayo 2002
Hay en la producción reciente de José Arjonilla (Andújar, Jaén,
1954), un impulso creativo repleto de reveladores
hallazgos conseguidos gracias a
un vigoroso trazo que asume la función constructiva dentro de la composición.
Creador de amplia trayectoria, a pesar de la similitud formal y la coherencia
del discurso que caracteriza la muestra que estos días presenta en el Centro
Internacional de Arte de Salamanca, cada pieza trae consigo un modo de enunciación,
una forma de dicción profundamente meditada. José Arjonilla es un pintor
reglado que ha encontrado un modo de hacer muy equilibrado del cual se sirve
para expresarse, situado entre una sabia composición y un espíritu abstracto.
Desde esa pensada libertad de creación el artista diseña líneas que generan
formas, las cuales se intercalan y ayudan persuasivamente en un juego de
encuentros y desencuentros donde la expansión dinámica de un motivo generador
es la protagonista.
Existe en sus composiciones una atmósfera tan limpia que invita a una
larga contemplación, a que el espectador paladee con su mirada cada una de sus
propuestas plásticas. El particular lenguaje que Arjonilla despliega en sus
obras confiere personalidad, ritmo y equilibrio particular a unas composiciones
donde predomina la curva orgánica. Cada pieza suya supone una condensación de
experiencia, convirtiendo el soporte de su obra en el receptáculo perfecto de
toda la sabiduría que su trayectoria artística le ha proporcionado,
demostrando siempre una portentosa capacidad de pensar la pintura. Su lenguaje
plástico, transita por la precisión poética y el rigor técnico, estético y
visual. La obra de José Arjonilla es, por tanto, fundamentalmente reflexiva y
en ella podemos descifrar complejos planteamientos plásticos y reveladores
resultados...
Carlos Delgado. El Punto de las Artes. Madrid, 27 de Junio de 2003
La Obra de José Arjonilla transita en la frontera entre lo puramente conceptual y lo primeramente visible pues en sus cuadros funde la forma y el mensaje en grandes dosis de materia. La herencia de lo simbolista aparece en sus composiciones, todas ellas rodeadas de un halo de cierto misterio que logra cautivarnos. Composiciones luminosas que nos invitan tanto a pensar como a dejarnos llevar sin más, pero siempre sabiamente.
A. L. REVISTART Nº 159. Barcelona, Junio 2012
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